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el factor dorsal

Las piedras son menos generosas

Las piedras son menos generosas

Suena en mi teléfono una llamada con prefijo 86. Una chica encantadora de un ayuntamiento me dice que han seleccionado una de mis obras dorsales para un certamen. Me explica que participo en una categoría alternativa y bizarra. Le contesto irónicamente que me extraña, pero ella no capta la ironía y me dice que me alegre, que había casi 3oo aspirantes. También me dice que se editará un dvd, y un catálogo, incluyendo la pieza y que me pagarán 60 euros por mis servicios. Le digo que me parece muy bien y le doy las gracias. Ella cuelga y yo también cuelgo. O al revés.

Piensa en Elvis cuando tengas dudas

Piensa en Elvis cuando tengas dudas

Era un disco al que tenía echado el ojo hacía tiempo pero sus prohibitivos 22 euros como precio innegociable me hacían huir despavorido. La semana pasada una etiqueta de letras rojas convertían esos 22 en 5.50 y me arrojé a por el compacto con los codos haciendo zamoranas. No había oído ningún tema del sidí pero el responsable de las casi cuarenta canciones del ejemplar es uno de mis héroes musicales. Se llama Elvis Costello y desde ahora lo es más como icono de la honestidad más clara.

El sidí en cuestión se editó en 1983, se llama Goodbye Cruel World y tras escucharlo no fue especialmente satisfacción lo que sentí. Además de estar impregnado del inevitable síndrome tecno(no)lógico de los 80, el disco viene a ser un quieroynopuedo pop de poso insulso que casi me hizo echar de menos mis cinco euros.

Seré un tipo débil pero, intentando encontrar explicaciones al trompazo del responsable de This year´s model o Cruel Smile, agarré su libreto interior y una sincera confesión en marcadas letras amarillas me hizo perdonárselo todo. Rezaba así:

“¡Felicidades! ¡Acabas de comprar nuestro peor disco!”

Su segundo divorcio y cierta obstinación con el tono de esos temas parecen explicar el fallido capítulo del genio británico gafotas que ahora le toca el culo a Diana Krall.

¿No es para comérselo?

Mentirosos por el mundo

La foto que ilustra el artículo es falaz. Es falaz, primero porque no se ve, y además porque esta mujer agarra mal, agarra mal y disimula no sólo haciendo de menos a sus compañeros gráficos haciendo como que no existen, sino que además ha contagiado la impresentable impostura a los impresentables que se apuntan a su programa como casi concursantes.

El programa se llama Madrileños por el mundo, pero la trola, que sin serlo se podía presentar hasta exótico/atractiva, ha tenido éxito y se ha propagado como la pólvora por el resto de cadenas de la Forta autonómica. Para ahorrarse duros, ahora hay Gallegos, Valencianos y Manchegos por el mundo, con acentos bien marcaditos los suyos, pero diciendo sin vergüenza que son madrileños para el montaje para Telemadrid, gallegos para la edición en Telegaita y lo que vaya tocando.

Aparte de que la Tropa de Estomagantes Reporteros con Pulseras Indígenas disimulen haciendo como que “ellos graban” a lo aventurero (llegan hasta a decir a los Madrileños por el mundo que le sujeten la cámara que ellos no pueden sujetar cuando la gilipollez merece su presencia total), la bola como método se ha instalado en el programa con normalidad impune. Recuerdo incluso que uno de los intrépidos periodistas se jodió un pie en unas ruinas de Guatemala y mientras se le hinchaban las Panama Amarillas De la Quadra Salcedo de reglamento agradecía al Madrileño que le hiciera el reportaje, que grabara como fuese, que él, periodista telemadridista y renacentista, ya no podía. Tiene huevos el Pinocho.

Bueno, pues como todo ya es casi infame, resulta que los exiliados de turno también han decidido mentir y quedar de puta madre con su madre y sus novias en la tele. Porque si a la pregunta con voz de pito: "¿Y tú a qué te dedicas, Madrileño?", se responde “Yo trabajo repartiendo cebollas por Florencia”, la correspondiente ruta contando pelos y señales de toda la arquitectura, monumentos, usos sociales ancestrales e información arqueológica profunda de la ciudad por la que reparte las cebollas no es lógica. ¿O es que todos son doctores en Arte? ¡Repartiendo cebollas ha dicho!

Hay gente a quién le gusta el programa.

Me río de aquel castigo en Babel

Me río de aquel castigo en Babel

Hace más de un año una conversación en español y vía emails entre una francesa y una vasca simpática no resolvió sus diferencias. Ahora es tiempo para mi de atar esos cabos sueltos, ahora que yo sustituyo a la vasca y una tal Sanam a la francesa. El problema es que Sanam es francesa de origen iraní y no entiende los correos en español entre la vasca y la otra francesa, así que yo se los traduzco al inglés y ella me responde también en inglés, una información que debe administrar una madrileña que no habla inglés, y a quien correspondientemente le traduzco al español. Efectivamente, Sanam y sus colegas, aprovechando el síndrome de Babel imperante, han adoptado el idioma de los longuish para no abonar lo que deben.

Pelea entre comillas

Pelea entre comillas

El otro día un amigo me contó que había presenciado una pelea no demasiado dura, una pelea soft, una pelea entre comillas. O eso creía, porque de repente las comillas se pusieron más agresivas de lo normal y comenzaron a repartirse buenos puños, buenas patadas. La contundencia comenzó a subir de nivel hasta que mi amigo contempló como una de las comillas caía sin sentido. Leves meneos con el pie de la vencedora confirmaron el diagnóstico: la comilla había quedado en coma. Todo el mundo se puso triste entonces, comprobando la caída de tan empeñada contrincante por gancho directo, y de estilo directo a pie de palabra .

Ampollas para las ampollas

Ampollas para las ampollas

Ampollas ellas, ampollas son, las que curan las ampollas. Vaselina en tarro, vaselina es, lo que cura la vaselina. Un clavo saca otro clavo que tan bien clavado ha torcido su punta.

Es extraño pero es así. A veces se arreglan los poblemas cuando llegan más poblemas, poblemas que por su agresivo tratamiento te quitan los poblemas anteriores por amnesia, o te hacen los poblemas tan grandes que derivan en otros poblemas. Claro que hay poblemas que se complementan con tus anteriores poblemas, se alían y entonces te sientes rodeado de poblemas por todas partes, poblemas amigos entre sí y enemigos tuyos que afilan sus intenciones en contra de tu ausencia de poblemas.

Es entonces cuando no sabes ya si tienes poblemas o no tienes poblemas, si compras el tarro gordo o el pequeño, o si pides las ampollas de doce o el tamaño familiar porque, mientras la farmacéutica espera tu respuesta mascando chicle de clorofila con la boca bien abierta, ya no sabes cuantas ampollas necesitas ni cuantas ampollas necesitas explotar.

En las mejores pantallas

En las mejores pantallas

La mar de amor

 

“One girl, a pretty young groupie with red hair, was disrobed and tied to the bed. According to the legend of the Shark Episode, Led Zeppelin then proceeded to stuff pieces of shark into her vagina and rectum”

 

Hammer of the Gods A Led Zeppellin Biography By Stephen Davis

 

 

Este fue el primer texto (que preferimos no traducir) que descubrí al iniciar mi investigación. Pesquisas que me vi obligado a realizar tras ser agitado en mi conciencia por uno de los discos más asequibles y recopilatorios de Frank Zappa. “Cheap thrills” (Emociones baratas) era su nombre y su contenido tóxico no se ocultaba bajo las melodías de ninguna canción del disco, ni tras un malsano dibujo de sus habituales. Lo tremendo brotaba de una pista de diálogos (la número 7) que hablaba de raros y criminales acontecimientos, sucesos con míticos guitarristas, adolescentes pelirrojas y peces gordos en bizarra combinación.

 

Hipnotizado por la oscuridad y los secretos sin desvelar de la historia, mi cabeza hizo certero flashback y me trasladó de inmediato a la primera vez que vi “Tiburón”. Fue en mi imaginación en 1982, sobre una fina toalla deshilachada que dibujaba el cartel de la película, extendida sobre la arena de una abarrotada playa en Cullera (Valencia). Mi madre no me dejaba ver la película por su violencia estival (a mi hermano sí que le dejaba), pero yo me la imaginaba igual, secándome decúbito prono encima de aquél dibujo, mi cara a la altura de la joven nadadora y mi pequeño paquete Turbo sobre las fauces del enorme escualo emergente. Así empezó todo, claro.

 

Varios años después, cuando yo contaba unos 11, y llevándome una estupenda sorpresa, al fin pude verla tal cual, en inglés sin subtítulos desde el vhs de una academia de idiomas de Móstoles cuyo nativo profesor, sin motivo alguno, no paraba de enseñar los preservativos que tenía en el cajón de su mesa. Allí contemplé boquiabierto lo que mi santa madre me ocultaba pero aquella tele marrón madera escupía en formato inadecuado. Recuerdo sobre todo imágenes de un pie (sin dueño) que hacia ídem en el fondo del mar, y a ese sheriff de gafas grandes, camisa palo y bronceado westerniano que trataba de convencer a su ciudad sobre la insaciable amenaza que la acechaba.

 

De vuelta al siglo XXI y sin pensarlo dos veces (si lo hubiera hecho, esto simplemente no habría ocurrido), me decidí a engañar a mis colegas habituales para que me ayudaran a contar esta historia que iba a alterar el orden atacante/atacado de mi querida toalla, una en la que vi posible combinar con total libertad y ningún sentido tres de mis pasiones más dispares: Zappa, Spielberg y la pesca de bajura.

Raudos y prestos buscamos a un jefe Brody de aquí, con el mismo rostro, peinado y empeño incomprendido (el gran Iñaki Guevara), y a su oponente verbal, un amante de los animales que fuera capaz de entablar una lucha tan intensa en la habitación de un hotel como la que ocurre a bordo del Orca en la mítica película del 75 (el pequeño Julián López fue nuestra más clara opción, un clásico).   

 

Y lo hicimos. Vaya si lo hicimos, pero ay!. Superados los que creíamos mayores escollos del proyecto (“The shark is not working” no se escuchó nunca desde los walkies del rodaje y el Demonio del Este fue toreado con esmero) una extraña maldición llegó sin avisar. Una traición inconsciente (según los propios traidores) secuestró, con el afecto cosechado como rehén, nuestro mar de amor por muchos meses, poniendo con su censura en verdadero peligro la consecución de nuestros húmedos sueños.

Gracias a las manos de los Buenos la cosa se pudo arreglar y ahora, dos años más tarde, por fin está lista. Se acabó. Aquí la tenéis. No es lo que era pero es lo que es y se lo podéis enseñar a vuestras hermanas.

 

Ellas lo están deseando.

 

Miguel Ángel Macarrón

En un hotel de Seattle (Washington). Invierno de 2008.

Adiós, tiburones

Adiós, tiburones

Debido a la enésima jugarreta de Blogia y al abandono progresivo del lugar, las horas de Quint junto a ustedes terminan.

Han sido quince meses de mordiscos y contacto sensitivo. Gracias a todos, especialmente a los que no reconozco los caretos.

Espero verles en la versión audiovisual de "El factor dorsal".

 Hasta siempre

 Quint.

Tengo una canción para tí

Tengo una canción para tí

Esta es la oscura cara que se le queda a uno cuando le encargan escribir la letra de una canción imposible. Un enfrentamiento nuevo, una aventura insondable, desconocida, cantar a la vez que escribir, escribir a la vez que cantar. Intentar asimilar el encargo con la reponsabilidad de saberse un posible jodedor de las (dudosas) habilidades de otros. Así es y así me atormenta. Por eso les odio, por eso las natillas siempre serán densas, por eso siempre provocan acidez, reflujos, por eso se les inundan los maléficos laboratorios sonoros desde donde emanan mis torturas. Por eso les maldigo. Por eso les exijo un mínimo estribillo. Por eso es necesaria su destrucción. Por eso perdieron sus pezones bajo las descargas. Por eso deben dejarme existir tranquilo. Por eso y mucho más.

P.D: La foto es de J. Ortega, uno de los fotógrafos más arriesgados y prometedores de las vanguardias con nitratos de nuestro país. Él sí que es un artista, coño.

No salga de casa sin ella

No salga de casa sin ella

Sí, es cierto. Somos seres repugnantes, marginales. No tenemos dinero, ni moto, ni carné de conducir, ni zapatos naúticos, ni rizos sobre la nuca ni chispeantes ojos claros frutos del cocktail entre un cochino maduro de las urbanizaciones y una joven moza francesa de modales refinados en sociedad y leoninos en el catre.  Somos feos y arrogantes a veces pero, sobre todo y bajo nada, no tenemos techo donde cobijarnos y eso lo saben los miembros de una nueva etnia que, con un idioma nuevo y singular ("un contrato indefinido es un contrato sin definir") nos despiertan con susurros imposibles en las noches de luna llena. Recelosas, atentas a los euribors y a los bamboleos del mercado, Las Caseras, otroramente conocidas como Las Pitusas, están ahí para jodernos la vida a los que, ciertamente, nos comportamos con exquisita corrección protocolaria. Con las cajas llenas de nuestras cosas que ni siquiera son nuestras y tras comprobar que en ellas sólo hay libros y películas (qué triste existencia, amigos, ni una mísera espátula...), que lloran al abandonar su estantería sin saber el futuro que les aguarda más allá de esas oscuras paredes de cartón (Síndrome de Fahrenheit, le dicen) recibimos una "eventual" visita de El Enviado de La Casera. Tras riñas, deliveraciones y manos de estupor a las cabezas de El Rojo parece que la Buena Nueva del mensajero se adivina.  No se nos permite emigrar hacia lugares más prósperos y vigorosos para nuestro equilibrio emocional. Uhm, ¿acaso no somos tan desagradables y se nos quiere al lado, aunque sea para figurar?, ¿damos tanta pena?, ¿será que la tiparraca se acoge a la receta de "Lo malo conocido"?. Nada de eso. Con las cajas en las manos escucho en mis orejas y de boca de la misma que La Casera se ha "gastado la fianza". Como lo oyen con las suyas, seguro que más peludas. Apelo a lo frágil del barato líquido y rezo por la evaporación de semejante engendro con un simple giro de tapón enroscado pero no es tan fácil y los decibelios blasfemos se agolpan en mi garganta. El Enviado escapa sin brechas y sin los zapatillazos en el culo del Rojo. Como consecuencia de nuestra adepción involuntaria a esta Nueva y Próspera Secta los incautos, bondadosos y miserables quiméricos inquilinos viviremos un mes más entre cartones de detergentes y derivados, pelusas ancestrales y una extraña sensación de mundo ajeno. Eso sí, bebiendo sin parar cervezas sin alcohol, agrediendo sin dudar a quién cojamos pidiendo una clara.

I turned you on and now I can´t turn you off

I turned you on and now I can´t turn you off

Yo pulsaba pero nada. La luz seguía ahí. Una y otra vez, para arriba y para abajo, casi como un reflejo, mi dedo pulsando el interruptor y yo mirando a la bombilla. Lo máximo un atisbo pero nada. La luz no se iba. El pequeño relámpago que unía los dos extremos del hilo que iba dentro de aquella especie de común bote de cristal que colgaba del techo no dejaba de alumbrar. Mientras seguía intentándolo tarareaba aquel bonito espiritual negro, apelando a eso mismo, la oscuridad: "...en la curva oscura del camino, dame algo de luz para poder ver...". Me dí cuenta de que deseaba lo contrario de lo que rezaba y callé. Para entonces era demasiado tarde: la inercia de mis dedos había hecho que olvidara cuál era la posición de apagado en el puñetero interruptor.  

And now, I believe some more!!

And now, I believe some more!!

Madrid. J.D. y yo en una sala de cine. J.D. saca otro periódico gratuito. Aunque no paga la entrada parece que el mundo del cine sonoro no le da para más. Miro el papel arrugado que dice tal que así: Lunes 22 de enero de 2007. Acuario. 22 de enero-21 de febrero. "Te felicitan por la espléndida marcha de tus proyectos profesionales. Retomas las riendas de tu corazón. Estabilidad". J.D. se descojona. Comienza "Apocalypto" y mientras él resopla yo me echo un sueñecito en la secuencia del eclipse mientras recuerdo el famoso tema de Bonnie Tyler. Los astros son mis amigos.

Inmunidad diplomática

Inmunidad diplomática

No está mal la comida tailandesa. Sabrosa, bonita, exótica, hemorroica y sin pan. Sin embargo, y por mucho que se preparen estas veladas con cena a modo de escape del ruido ensordecedor y  gris de nuestras rutinas, parece que lo estipulado por el mundo mundial  como estiloso y con clase, lo que no tiene hueco para la escapada por su rigor diplomático, se establece como fijo por mucho turismo gastronómico que te propongas. A pesar de cualquier ritual deslumbrador para ignorantes ojos occidentales o de lo racial y ètnico de la gente que te hace el servicio, casi androides de protocolo a su pesar, estos modos adquiridos de manera tontorrona y con resultados totalmente huecos siempre están wherever you go. Me explico: la gilipoyez de dar a probar el vino antes de dar por "confirmada" la botella sobre la mesa, obligando además al tipo que testea a poner cara de somelier franchutis, para a continuación mutarla por una de satisfacción infinita en el paladar por tan sugerente retrogusto, aunque te hayan dao vinagre, es el ejemplo más claro. ¿No tendría más sentido que, sin ir más lejos que a Tailandia, se nos dejara evaluar el pollo envuelto en hojas silvestres o los coconuts al infierno rojo por si ya hubieramos tenido suficiente infierno por hoy?. Así nos daríamos una oportunidad para poder alcanzar un snack bar tortillero de urgencia si nuestra lengua no traga con lo que tragará más tarde y a precios cool. Pasa con más cosas, no se vayan a creer. Si no, explíquenme lo del espejito enseñanucas de la peluquería después de la rapada. Si contestas "Pues lo quiero más largo" te bebes la botella igual.

Now, I believe

Now, I believe

Era una bonita noche. Los dos tomábamos sendos rones caribeños hasta que él, el ínclito J.D., me entregó, ilustrando el gesto con una picarona sonrisa, el recorte de un periódico gratuito que rezaba lo siguiente: "Acuario (22 de enero- 21 de febrero). Un viaje o un cambio de domicilio se perfilan en su futuro. Le conviene ir zanjando asuntos para no agobiarse cuando llegue el momento. Atienda a las cosas que sólo usted conoce para que en su ausencia no sufra pensando en lo que dejó a medias". Cuando acabé de leerlo J.D. le pegó un trago a su combinado y se quedó tan ancho. "Dijo que era una Mamá Mágica, y que echaba muy bien el Tarot y siguió, sin una coma, diciendo que era alguien a quien debía conocer".

Las recomendaciones de Quint (Vol. 48)

Las recomendaciones de Quint (Vol. 48)

"ANÓNIMOS" 

Hoy: 22.00      La Sexta

Mis amigos y el photocall.  Cuando un amigo te llama y dice que le han hecho mirar a todas las cámaras de fotos "una por una" y que se sentía raro, eso...eso es diversión. Esta noche me voy a descojonar. No se lo pierdan!!Llevan hasta micros de corbata!!!Uta y sus amigos nos harán amar la plastelina. Fuck Rick Baker!!!

Graciasgraciasgracias

Graciasgraciasgracias

 Hágase la luz, son ustedes velas. Ábranse las persianas, son ustedes cuerdas. Ventílense los asuntos, son ustedes aire. Aliviénse las brechas, son ustedes Betadines. Ábranse los ojos, son ustedes párpados. Córrase por el campo, son ustedes margaritas. Celébrense los éxitos, son ustedes medallas. Récese por la calma, son ustedes opio. Gracias, chicas. 

¡Welcome to the working week!

¡Welcome to the working week!

¿Está todo en esa cabecita tuya?, ¿qué pasa ahí dentro cuando todo está oscuro?. Yo conocí a una chica y habría jurado que su nombre era 2. Tenía un carácter alegre y despreocupado y una mirada dulce en sus ojos. Me temo que ahora ni siquiera está segura de que su nombre sea 2. ¿Crees que tapándote los ojos con las manos 2 se puede esconder?. Ahora se ríe de quienes gritan su nombre mientras le quitan su ropa. ¿Se hacen ahora los días eternos y los favores pequeños?, ¿deambula él por la ciudad todo el día?, ¿despertarás de tu sueño, con un lobo en la puerta llamando a 2?. Todo pasó hace poco, cuando todo su mundo era la calle en la que vivía. Un tipo se marchó lejos con una foto de 2, con una fea costra adosada, ella cerró los ojos al mundo y, bajo los huesos de lo ocurrido semanas atrás, gritó su nombre otra vez. Sentada en su silla favorita, 2 está tranquila y quieta y la llaman por un nombre que nunca fue el suyo. Pero si ellos no aciertan nadie lo hará. Ella solía tener un carácter alegre y despreocupado y una mirada traviesa. Ahora dice "Podeis llamarme como querais pero me llamo 2".

Acorralado

Acorralado

Así se llamó en España, supongo que porque la traducción literal ("Primera menstruación") no venía mucho a cuento. Era la historia de un tipo que venía de una guerra e iba de pueblo en pueblo buscando sitios donde el dolor de la misma no se lo cepillara del todo. Así, John R. intentaba integrarse en esa nueva y difícil condición en la que su pasado no le dejaba en paz, le llamaban "cuervo" por el móvil y se acordaba todo el rato de las piernas de quién que le acompañó. Aburrido de tanto retorno mental llegó incluso, y por propio exceso de dolor, a coserse unos calcetines en el brazo y a comer cosas tan sabrosas "que harían vomitar a una cabra". La música épica que le acompañaba era muy bonita pero sólo llegó a atisbar una solución, un sistema a aplicar y enriquecer con sus migraciones. Repetirse a cada rato: "Día a día, dios mío, día a día".

El llorar se va a acabar

El llorar se va a acabar

Aquí sentado esperando a que salga el sol, sin saber que pasará mañana. Eres tú mi interruptor, tú puedes dar la luz, sólo con que a tí te dé la gana. Ven a Meláncólicos Anónimos por mí, no te haré preguntas, sólo dí. Si soñando día y noche me pondré peor, por qué no me despiertas cuanto antes. Alguna vez probé a entender el mundo alrededor pero cualquier intento acabó en desastre. Ven a Meláncólicos Anónimos por mí, no te haré preguntas, sólo dí si el llorar se va a acabar. No me quedan lágrimas, sólo algunas que guardé para cuando esté contento. Sentado a oscuras esperando a que salga el sol, sin saber que pasará mañana. Si tienes luego un rato ven a verme, por favor, y sácame de aquí que voy teniendo ganas. Ven a Meláncolicos Anónimos por mí, no te haré preguntas sólo dí si el llorar se va acabar. No me quedan lágrimas, sólo algunas que guardé para cuando esté contento.

Face off

Face off

La palabra "éxito" nunca ha sido de mis favoritas, de hecho, no sé lo que significa. Sin embargo, hay situaciones en las que parece que siendo "exitoso" no se puede estar más lejos de la satisfacción. Pasa que en la existencia esta que acarreamos, a los individuos se nos encargan apartados particulares a desarrollar en pro de un fin particular o colectivo. Pasa también que cuando uno asume el manual convencido de su valía pisa con firmeza y garbo gitano porque cree que es lo mejor para evitar los pedrolos que brechan las cabezas. Pero amigos, pasa también, a algunos con demasiada frecuencia, que la empresa que a tí se te encomendó, tu parte del proyecto, pese a lo estricto, sacrificado, jodido e injusto del manual ciudadano, concluye con generosidad, calma y limpieza. Concluye con "éxito", pero nos percatamos de que los demás no han hecho su parte de los deberes, que han sido o débiles, o ambiciosos, o egoistas o simplemente incapaces pero dada la generosidad del sistema se les indulta tras un castigo relativo y marchan cuál queso fresco. Bien, ahora que el proyecto colectivo se derrumba...¿que se hace con los "exitosos" cuando su parte por separado es absolutamente inservible?. Se recurre sin más a la felicitación unánime que nos deja perplejos, a la consolación de la palabra amable oficial, premiando la ausencia de trampas, entregándose un trofeo a la deportividad y el juego limpio, provocando un estupor efervescente incomodísimo y que dejará a los "exitosos" con una infinita cara de gilipoyas (ver ilustración) tras la cuál y premio volátil en ristre, notaremos una patada en el trasero que nos animará para la próxima aventura. Porque, efectivamente, todos creen que picaremos otra vez. Lo llevan claro.